Un nuevo año, viejos retos y nuevas promesas
OPINIÓN / MÄ MFENI
Elvis Cruz Muthé
1/2/20252 min read


El inicio de un nuevo año siempre trae consigo una mezcla de emociones: esperanza, entusiasmo y un poco de ansiedad. Es el momento en el que muchos hacen promesas para transformar sus vidas, desde inscribirse en el gimnasio hasta comenzar esa dieta que llevan años postergando. Otros se proponen concluir proyectos varados, como si el cambio de calendario fuera suficiente para cambiar también las inercias personales.
En el ámbito político, el año que comienza plantea retos similares, pero a nivel nacional. México inicia este 2025 con expectativas altas y compromisos pendientes, muchos de ellos heredados de la administración de Andrés Manuel López Obrador. Su promesa de justicia social fue el estandarte de la Cuarta Transformación (4T) y sigue siendo el pilar sobre el cual Claudia Sheinbaum debe construir su propio legado.
La reciente aprobación de la reforma judicial nos coloca, al menos en teoría, en la antesala de una nueva etapa en la impartición de justicia. Sin embargo, como ocurre con las resoluciones personales de año nuevo, la verdadera prueba será pasar del discurso a los hechos. La justicia en México sigue siendo un terreno desigual, donde la impunidad y la corrupción conviven peligrosamente. Si no se traduce en cambios tangibles, esta reforma corre el riesgo de ser como esas membresías de gimnasio que nunca se utilizan.
Otro reto será enfrentar la transformación del servicio público. Se ha formado una nueva clase política que, en muchos casos, parece no haber entendido el compromiso que implica ser funcionario. Algunos ven el cargo como un medio para el enriquecimiento personal, perpetuando vicios que la 4T prometió erradicar. Este será uno de los puntos más delicados para la nueva administración, ya que una corrupción persistente podría convertirse en la grieta que debilite todo el proyecto de transformación nacional.
Mientras tanto, temas como el precio de la gasolina siguen siendo un blanco fácil para los ataques de los sectores conservadores. Los aumentos, aunque justificados en parte por el contexto internacional, dan munición a quienes buscan deslegitimar los logros del gobierno. Esta batalla comunicativa será constante, y la administración deberá reforzar su capacidad para explicar sus políticas y resultados.
A pesar de los desafíos, no podemos dejar que la incertidumbre eclipse la esperanza. Al igual que en el plano personal, donde aspiramos a mejorar nuestra salud, nuestras relaciones o nuestras finanzas, México también tiene la oportunidad de avanzar. Pero para lograrlo, será necesario un esfuerzo conjunto entre ciudadanía y gobierno.
Que este nuevo año nos dé la claridad para establecer objetivos alcanzables, el coraje para trabajar por ellos y la paciencia para superar los obstáculos. Que las promesas, tanto personales como colectivas, se conviertan en realidad. ¡Feliz año nuevo!.